Karl Leimon Classic Field: sencillo, veraniego y con grandes acabados

En este artículo os traigo una grata sorpresa. Uno de aquellos relojes que casi nadie conoce pero que llama la atención de todos a primer vistazo. Uno de esos relojes que se cuelan en tu rotación y terminan saliendo de la caja más veces de las que pensabas. Diseño limpio, proporciones equilibradas, acabados increíbles para su posicionamiento de precio y un punto práctico y veraniego que se agradece.

Pero antes de entrar en los detalles de esta pieza, vale la pena entender de dónde viene.

Karl Leimon: Una marca japonesa con los pies en el suelo

Karl Leimon puede sonar a nombre europeo, pero es en realidad una marca japonesa, con sede en Tokio. Y eso ya es un guiño interesante: detrás de ese aire clásico y sobrio, hay una precisión y una filosofía muy japonesa, enfocada en la funcionalidad, la simplicidad bien ejecutada y la atención al detalle.

La marca lleva ya unos años produciendo relojes con una clara inspiración clásica, field watches, dress watches, cronógrafos de líneas limpias, todos con buenos materiales, precios bastante comedidos y sin artificios innecesarios. Nada revolucionario, pero todo bien pensado.

En una industria donde algunas microbrands tienden al cargar el diseño para buscar la diferenciación, Karl Leimon apuesta por el enfoque contrario: piezas discretas, que simplemente funcionan. Este Classic Field es un buen ejemplo de esa mentalidad: un reloj sin pretensiones, pero bien diseñado y con todo en su sitio.

El dial: el pilar central

La esfera es, en mi opinión, el punto más logrado del conjunto, y entre sus puntos fuertes se encuentra su color. El tono azul tiene un matiz ligeramente apagado y fumée que lo hace versátil pero a la vez sorprendentemente bonito. Además tiene una textura granulada super sutil, que se nota solo con buena luz pero que le da profundidad y carácter.

Los números e índices, muy al estilo JLC Polaris, aportan ese aire más funcional, casi instrumental, que se espera en un field. No hay fecha, ni adornos extra. Solo lo necesario para leer la hora al instante, o quedarte hipnotizado mirando como refleja el sol en los índices.

La caja: proporciones equilibradas y buenos acabados

Con 38 mm de diámetro y menos de 10mm de espesor, la caja acierta de lleno. Se lleva bien en cualquier muñeca, sin parecer frágil ni exagerado. Las forma es en general bastante redondeada, y el conjunto resulta muy cómodo durante todo el día. EL bisel sobresale bastante de la carrura, con una estética más cuadrada y robusta, punto que le da un carácter extra al reloj.

Los acabados de la carrura también son de alta calidad, con pulido cepillado en la parte lateral y a espejo en la superior, con buen contraste entre ambas superficies. No hay nada especialmente llamativo, pero está bien ejecutado y se siente sólido.

Para rematar, una gran corona roscada con el logo de la marca (KL), para asegurar que cumple con lo que se espera de su look veraniego: piscina y playa sin preocupaciones.

La correa: rematando el conjunto

Una de las sorpresas del reloj es su correa de caucho texturizado, en color a juego con el dial. Tiene un patrón que recuerda mucho al de las correas del PP Aquanaut, y más allá del parecido visual, es realmente cómoda. Se adapta bien, no se pega a la piel y no tiene ese tacto plástico que a veces arruina correas de este tipo en gamas bajas.

Le da al reloj un toque veraniego y actual, sin romper la estética de reloj de campo. Y sobre todo, lo hace más usable en el día a día, incluso con calor.

Movimiento: Miyota 9039, sin complicaciones

En el interior, el Miyota 9039. Un movimiento automático japonés, sin fecha, con remonte manual y parada de segundero. No hay mucho que decir aquí, es fiable, discreto, silencioso y más fino que los calibres más antiguos de Miyota. Y en el conjunto ayuda a mantener un precio comedido.

Resumiendo, este Karl Leimon Classic Field Azul es justo lo que promete: un reloj sencillo, funcional y bien acabado, con detalles que marcan la diferencia. No es un reloj para vitrina ni pretende ser un reloj de colección, pero tiene un dial muy logrado y unas proporciones, acabados y comodidad que invitan a ponérselo en el día a día.

¿Es el reloj más especial de mi caja? Probablemente no. ¿Lo he llevado más de lo que pensaba? Definitivamente Sí. Y al final, eso es exactamente lo que uno busca en un buen reloj de diario.

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