El primer reloj hecho de meteorito.

Hoy quiero hacer algo diferente ya que la ocasión lo merece, me encantan los datos históricos en los relojes y aunque hoy en día estamos habituados a ver relojes con dial de meteorito, se acaba de alcanzar un hito en la relojería y no vamos a hablar de piezas vintage.

Entre todas las complicaciones astronómicas que existen en relojería, pocas logran lo que consigue un planetario, es una de las complicaciones más ambiciosas que se pueden crear y, a nivel visual, también una de las más hipnóticas.

En 2024 Christiaan van der Klaauw presentó el Grand Planetarium Eccentric, el primer reloj mecánico de pulsera capaz de mostrar, en tiempo real, las órbitas de los ocho planetas del sistema solar y ahora, se ha añadido Meteorite al nombre, dando pie a una versión aún más llamativa con una caja realizada por completo en meteorito de hierro-níquel y venta ocasión, también ha sido el primer reloj en alcanzar este hito.

La caja de 44 mm de diámetro y 14,3 mm de altura es una pieza de relojería impresionante, que quizás muchas marcas han coqueteado con la idea, pero la realidad es que es un proyecto que presenta una inescalabilidad tremenda y poco práctica para la fabricación en serie de un reloj, déjame que te cuente por qué.

El tipo de meteorito utilizado pertenece a una clase de meteoritos de hierro, formados hace más de 4.500 millones de años, cuando los primeros cuerpos del sistema solar comenzaron a crecer, fundirse internamente y a diferenciarse en capas. El hierro y el níquel se hundieron hacia el núcleo de esos cuerpos, que más tarde fueron pulverizados por colisiones colosales. Sus fragmentos vagaron durante eones por el sistema solar hasta ser capturados por la gravedad terrestre. Y una vez en la tierra, cuando se trabaja y se trata químicamente este material (metoerito), muestras unos patrones geométricos únicos resultados del enfriamiento del metal en el espacio.

Ya con esos datos te puede imaginar que mucho de ese material en la tierra no debe haber, pero la cosa se pone peor (o mejor, depende cómo se mire) cuando desde van der Klaauw cuentan que construir las cajas con este material no fue como lo esperaban. Solo se han fabricado dos unidades hasta la fecha, a partir de un bloque original de 1,09 kg de meteorito, del que cada caja terminada pesa apenas 47 gramos. Sin embargo la idea inicial era construir tres, pero para abordar la tercera caja planeada, primero necesitan encontrar un nuevo meteorito lo suficientemente grande para poder hacerlo.

Al estar compuesto principalmente de hierro, níquel y trazas de carbono en formas extremadamente duras (similares al diamante), solo puede trabajarse con herramientas de diamante, y aún así el proceso es lento y exigente, unas cuatro veces más laborioso que trabajar con platino.

Pero además de la caja con esos patrones tan característicos, otro elemento del reloj que capta la atención es la esfera, que está compuesta por nueve piezas individuales de vidrio aventurina, que simulan el espacio y las estrellas. Y fijar estas nueve piezas tampoco ha sido tarea fácil, necesitándose un total 22 tornillos.

Los planetas de la esfera están pintados a mano uno por uno y debido a su tamaño, se ha realizado con un pincel de un solo pelo y la ayuda de un microscopio. Ademas entre Marte y Júpiter aparece una banda que representa el cinturón de asteroides, que han decidido realizar con fragmentos reales de un meteorito Nakhla. A diferencia del meteorito del que está hecha la caja, este se conoce que proviene de Marte y se caracteriza por estar formado por lava solidificada en la superficie del planeta rojo expulsados hace unos 11 millones de años.

Vamos, una cantidad de detalles que eleva esta pieza a otro nivel y que como he dicho al inicio, difícil de escalar en producción (no han podido ni hacer los tres que tenían planeados), así que seguramente no veremos una hazaña así en mucho tiempo.

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