La correa Milanesa Northstar M-Type: Historia, elegancia y robustez con un Giro Moderno

Siguiendo con mi serie de artículos dedicados a correas y brazaletes icónicos, hoy le toca el turno a una de las más reconocibles por su estética limpia y atemporal, pero realmente no una de las más usadas: la correa mesh, también conocida como milanesa.

Las correas milanesas no son nuevas. Han estado presentes en la relojería durante más de un siglo, pero siempre han ocupado un lugar en la sombra. No son comunes como los brazaletes de eslabones ni tan tradicionales como el cuero, pero ofrecen una mezcla casi perfecta de comodidad, resistencia y estilo.

En los últimos años, han vuelto a ganar protagonismo, y modelos como la nueva Northstar M-Type demuestran que esta estética clásica todavía tiene mucho que ofrecer. Pero antes de hablar de ella, vale la pena entender de dónde vienen estas correas y por qué han seguido tan vigentes durante tanto tiempo.

Un origen medieval con destino relojero

La correa milanesa no se llama así por casualidad. El nombre proviene directamente de Milán, ciudad que durante la Edad Media fue uno de los centros metalúrgicos más importantes de Europa. En sus talleres se desarrollaron técnicas de entrelazado metálico, inicialmente pensadas para fabricar cotas de malla y piezas de armadura flexibles, resistentes y adaptables al cuerpo. Esta maestría artesanal pasó de generación en generación, evolucionando desde la protección en batalla hasta convertirse en un referente de precisión en el trabajo del metal.

No fue hasta las primeras décadas del siglo XX cuando este entramado metálico empezó a aplicarse al mundo relojero. Este tipo de construcción llamó la atención de las grandes casas suizas, que empezaron a utilizarla en modelos de vestir. Patek Philippe, Vacheron Constantin, Audemars Piguet y otras marcas de alta relojería la adoptaron por su estética limpia, su comodidad y su continuidad visual: al ser una superficie sin eslabones ni costuras, el resultado era fluido y elegante. Estas mallas se fabricaban muchas veces a mano, con acabados finísimos y cierres y links integrados, pensadas para acompañar relojes sobrios, finos y bien equilibrados. También se comenzaron a fabricar en materiales como oro.

Del traje de gala al de buceo

Aunque a menudo asociamos las milanesas con una imagen refinada y elegante, hubo un momento en que también fueron herramientas. Durante los años 60 y 70, varios relojes de buceo icónicos incorporaron brazaletes de malla como solución práctica: eran cómodos, se ajustaban mejor al traje de neopreno y eran más resistentes que las correas de caucho de la época.

El caso más conocido es el del Omega Seamaster Ploprof 600, que usaba una milanesa robusta para combinar la seguridad de un brazalete metálico con la flexibilidad de una correa textil. El resultado funcionaba, y tan bien que Omega ha recuperado esta solución en muchos de sus modelos actuales, como el Seamaster, incluso en materiales como el oro o el titanio

A partir de ahí, la malla milanesa ha dejado de ser algo asociado a un solo estilo o función. Hoy la vemos tanto en relojes de vestir como en modelos deportivos, y en versiones que van desde el acero pulido clásico hasta acabados satinados o con patrones personalizados. Algunas se inspiran directamente en las fabricadas por Staib, el legendario fabricante alemán que lleva más de un siglo perfeccionando este tipo de correas.

Northstar M-Type: reinterpretando un clásico sin perder el enfoque práctico

Dentro de esa vuelta a lo clásico con visión moderna, la M-Type de Northstar Straps es una de las propuestas más interesantes que he probado últimamente. Lo que más me ha sorprendido de la M-Type de Northstar no ha sido solo su estética, sino lo bien resuelta que está. Esta no es una de esas mallas que suenan bien sobre el papel o en foto pero resultan incómodas o rígidas en el uso diario. Todo lo contrario. Si tienes una muñeca a partir de 17mm, la correa se adapta bien al contorno de la muñeca, sin puntos de presión ni rigidez.

Una parte clave para su comodidad está en el cierre deployante, que funciona casi como el de una correa textil o de caucho, y permite adaptar el tamaño “on the go” sin herramientas. Es fácil de usar y se agradece muchísimo cuando la muñeca cambia por el calor o la actividad del día.  Sin embargo, este tipo de cierre deployante en una correa mesh ya de por sí robusta, puede resultar un poco Chunky en la muñeca, y la hace algo menos apta para relojes finos, y más adecuada para relojes herramienta.

Los acabados también sorprenden para bien. El trenzado está bien ejecutado, sin rebabas ni aristas, y con bordes y uniones con los endlinks perfectamente pulidos y terminados. El conjunto transmite una sensación de calidad real, de producto bien fabricado, que se nota tanto al tacto como al mirarla de cerca. La reducción de los 20mm de los endlinks hasta los 18mm en la zona del cierre le dan un aspecto mucho más elegante y menos basto. Y cuando la llevas puesta, simplemente funciona: se ve bien, se siente cómoda y te olvidas de que está ahí… que al final, es lo mejor que puede pasar con una buena correa.

Conclusión: una forma clásica que sigue funcionando

Las correas milanesa no son una tendencia. Han acompañado a los relojes de pulsera casi desde sus inicios y han demostrado que no hace falta ser complejas para ser buenas. Son cómodas, duraderas, limpias visualmente pero con un punto distintivo que las hace reconocibles al instante.

La Northstar M-Type toma esa herencia y la adapta a los relojes de hoy con acierto. No inventa nada, pero pule detalles que muchos otros aún descuidan. Y si buscas una forma distinta de vestir tu reloj, sin salirte del buen gusto ni complicarte la vida, esta correa puede ser una de esas elecciones que terminas usando mucho más de lo que esperabas.

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