El Patek de Rusia
Ya hemos visto con el Cubitus de Patek, todo lo que se genera en torno a un nuevo modelo de la marca, mucha expectativa, eventos de presentación… y luego solo queda esperar la aceptación o no por parte del mercado del nuevo diseño.
Sin embargo en 1999 lo que hicieron para una nueva presentación fue mucho más allá, ya que fue la primera vez en la historia que la Plaza Roja se cerró por un evento comercial, el cual alojaría a 600 personas para ver lo que la marca había preparado.
Esta ubicación no fue al azar o porque simplemente fuese bonita, puede interpretarse como un símbolo de una época de lujo y extravagancia rusa, lugar ideal para presentar un reloj diseñado específicamente para esa región.
Así se dio a conocer el Patek 5090 también conocido como Sculpture, que pretendía homenajear una relación de cinco años de negocios con el distribuidor ruso Mercury Group.
Con un total de 2.700 ejemplares, la idea era no hacer más de 300 unidades de cada variante, que iban desde relojes de acero a oro, con o sin brazalete, modelos de mujer… Al principio, la colección estaba disponible de forma única para el mercado ruso y más tarde se pretendía distribuir por todo el mundo. La intención estratégica era ofrecer una exclusiva de seis meses al mercado ruso, y luego lanzar la colección al mundo a través de minoristas autorizados.
Según la marca, el diseño básico se inspiró en el Nautilus y fue un intento de modernizar la estética con un aspecto que rindió homenaje a todo lo relacionado con Patek Philippe con un toque ruso. Pero sinceramente para ver esa inspiración en el Nautilus, hace falta hilar muy fino.
El diseño parte de un reloj redondo con brazalete integrado y este presenta eslabones rectangulares centrales biselados y redondeados, mientras que los respectivos eslabones laterales dividen en dos niveles de forma diagonal. Un diseño bastante complejo y recargado.
Sin embargo entre tanta saturación visual, destaca muy bien la corona, que no recuerdo haberla visto previamente en Patek, o al menos una idea similar. Esmaltada en azul imperial está protegida y bastante bien integrada en la caja. Este detalle quizás es el que más me recuerde a ciertos elementos de la historia de Rusia, como los huevos de Fabergé.
Brazaletes integrados en tres elementos, protuberancias en los laterales de la caja y agujas que ya habíamos visto en otras referencias de la marca, son esos elementos que pretendía homenajear al Nautilus, rematando con el dial. En este caso el patrón del dial se había transformado para adaptarse a la nueva forma redonda de la esfera, para alojar unos rectángulos dispuestos de forma radial, recordando un poco a unos ladrillos.
A pesar de sonar interesante, un modelo nuevo, con elementos de un súper ventas de la marca, fue un falso comienzo en una nueva área de diseño y el mercado no validó la propuesta y de las 300 unidades que se iban a hacer de cada variante, algunas no superaron las 50. Finalmente este reloj desapareció totalmente de la marca, es más no recuerdo ver este modelo en el museo de Patek.
Suelo comentar que normalmente se escucha mucho entre aficionados que las marcas se arriesgan poco y no innovan en sus diseños, pero la realidad es que luego esos aficionados no responden comprando los nuevos relojes y quieren los modelos de siempre. Este es un ejemplo clarísimo, del fracaso y tremendo gasto que supuso el lanzar un nuevo modelo ¿Tú lo comprarías?