Un calendario perpetuo que no necesitaría ajustarse durante más de 100 años

Lanzado en 1985 la referencia 3940 montaba un calibre innovador, muy interesante y con mucho trabajo detrás. Para ello Philippe Stern supo mantener el pasado histórico de la marca y ser capaz de ver décadas por delante. Algo digno de la persona que aunaba ambos nombres, el familiar Stern y Philippe, como legado de la familia tras su compra a los propietarios originales.

En ese momento, la industria relojera suiza todavía estaba sintiendo los efectos no solo de la crisis del cuarzo, sino también de una recesión económica mundial que resultó en una reducción masiva de personal para muchas marcas de relojes y en la desaparición de otras.

Este nuevo reloj trajo muchos cambios, por ejemplo el día y fecha que se acostumbraban a mostrar en un par de ventanas pasó a mostrarse en subesferas. Además el diseño de la caja tenía unas formas más suaves y menos marcadas, y el nuevo calibre permitía que la caja fuera más delgada, pero de esto hablaremos más adelante.

Lo que estaba pasando, es que la fabricación de sus relojes estaba cambiando, ya no solo se tenía en cuenta las necesidades de construcción o el gusto de los diseñadores, se estaba empezando a incorporar también la opinión del público.

El lanzamiento de este reloj dio pie a unas unidades de las más buscadas dentro de la referencia, no solo por ser las primeras unidades, sino porque también cuentan con doble firma con el motivo de celebrar el 225 aniversario de Chronometrie Beyer. Los primeros 25 modelos estaban numerados, con los diales estampados con Beyer y su número de serie. Los relojes número 1 a 15 estaban equipados con un calendario alemán, mientras que los números 16 a 25 venían con la versión en inglés. Más allá del atractivo visual, esto muestra la gran importancia no solo para los coleccionistas sino para Patek ya que rara vez se hace se numera un dial y generalmente está reservado para los tourbillones.

De esta referencia, que estuvo en producción durante más de 20 años lógicamente surgieron diferentes variantes de diales, las cuales aunque no entraré muy en detalle, voy a explicar brevemente a continuación.

Los primeros ejemplos de dial que se pueden encontrar datan de 1985 y cuentan con las subesferas hundidas. En estas, las tipografías aparecen divididas dentro de la subesfera (día/noche y los años bisiestos) y en la esfera (fecha, día y mes).

Además la trasera de la caja era completamente ciega sin dejar ver el calibre que sí estaba decorado.

En la segunda variante, la opción de tapa ciega o vista se cree que podía ser una opción a elección del comprador, no obstante hay una forma más sencilla de diferenciarlo y es por su dial. Este principalmente cambia las subesferas en dos niveles por otras donde la transición es más suave a través de un biselado. Esto permite incluir las tipografías en ese bisel que anteriormente quedaban fuera, y da un aspecto de esfera más ocupara y menos vacía.

Y a finales de producción de esta variante, la subesfera de los años bisiestos se le incluyó una separación en forma de cruz. Dando como resultado que la primera variante tuviera dos subvariantes.

La tercera variante de diales mantuvo esa cruceta en la subesfera de las 3 y además modificó la leyenda Swiss para que de esa forma coincidiera con los índices de os minutos quedando alineados y no desplazados como en la versiones previas. Este detalle puede llegar a parecer que es otra forma más de la tercera variante de dial, sea una subvariante más de la segunda, sin embargo se consindera como una nueva ya que también cambian las leyendas, característica fundamental para clasificar variantes de diales.

Lo que no está claro es qué idiomas de los calendarios constan en cada serie, aunque el total de ellos es de cuatro, entre los que están el alemán, inglés, italiano y francés.

Como opción más rara está la variante de números romanos, aunque no por ser rara es la más buscada. Estos diales se hicieron junto con la segunda y tercera variante. La esfera estaba realizada en porcelana lacada y tenía números romanos pintados junto a un carril exterior de minutos. También presentaron la cruz en el indicador del año bisiesto comas las dos variantes coetáneas.

Sin embargo por la dificultad de trabajar con ese material, las subesferas tenían el tamaño de la segunda variante, pero el concepto de la primera, simplificando los conceptos de ambas.

Os dije que hablaríamos del calibre, y es que como todo en este reloj es muy especial y hay donde rascar.

La referencia 3940 monta un calibre 240Q con calendario perpetuo automático ultrafino que fue un triunfo de la microingeniería de Patek en esa época. Este era básicamente un calibre 240 lanzado unos 8 años previos al 3940. Contaba con 27,6 mm de ancho y 2,53 mm de altura, era uno de los movimientos más pequeños del mercado en ese momento y contaba con el Punzón de Ginebra.

Un calibre que aunque inicialmente no pareciera óptimo para un calendario perpetuo, Stern vio potencial en el movimiento y construyó un módulo de complicaciones, el cual no hacía falta ajustarlo en algo más de 100 años, para alojarlo sobre la máquina con microrrotor por primera vez en la historia de la marca.

Como has podido observar, son muchos los detalles que este reloj presenta y nos hablan sobre la capacidad para liderar una empresa tan arraigada en sus raíces e historia de señor Stern. Ser capaz de implementar los gustos cambiantes de tus clientes sin cambiar tu imagen, adopción de una fabricación más industrial sin perder parte de tu artesanía en la evolución de los diales y traseras, o finalmente construir un calibre que la industria decía que era casi imposible, asentando las bases de tus siguientes modelos.

Es por ello que este 3049 junto a la referencia 96 es uno de los relojes más importantes de la marca, demostrando que ha sabido adaptarse a los problemas que ha atravesado la industria a lo largo de la historia. Creo que si la persona que está al frente ahora mismo de Patek Philippe sabe adaptarse de igual forma que lo han hecho sus predecesores, tendremos relojes para mucho tiempo.

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